Apocalipsis 8 – Las primeras dos trompetas (Tema 96)
En este tema estudiaremos las primeras dos “trompetas” del Apocalipsis.

He aquí la descripción de las primeras dos “trompetas” del Apocalipsis:
“Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde. El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.” Apocalipsis 8:6-9.
Una tercera parte es azotada
La primera y la segunda “trompeta” se complementan ya que la primera describe desastres que caen sobre la “tierra” y la segunda, desastres que caen sobre el “mar”. Ambas tienen el mismo resultado, pues aniquilan “la tercera parte” ya sea del “mar” o de la “tierra”. Apocalipsis 8:7-9. ¡Así que su impacto no es global sino parcial, pues la mayor parte no es afectada y sobrevive!
En el Antiguo Testamento encontramos una historia parecida, donde “una tercera parte” es destruida, mientras que dos terceras partes son perdonadas, salvadas o escatimadas:

¡`Un tercio´ es una unidad claramente definida pero a la vez parcial!
La triple división del Imperio Romano
Sucede que después de la muerte del emperador Constantino, el Imperio Romano se dividió entre sus tres hijos en tres partes de magnitudparecida. Y fue en ese contexto histórico que “las trompetas” bélicas del Apocalipsis comenzaron a sonar en contra del Imperio Romano.
- Constancio se quedó gobernando sobre el Oriente y la nueva capital Constantinopla.
- Constantino II gobernó sobre Gran Bretaña, las Galias y España.
- Constante gobernó sobre Iliria, África e Italia.

¡Es por esta circunstancia de la subdivisión territorial del Imperio Romano en tres zonas de gobernación de tamaños parecidos que escuchamos la frecuente mención de “la tercera parte” haciendo alusión a “la tercera parte” del Imperio Romano que sufrió el azote respectivo!
Esta mención de “la tercera parte” sigue siendo el tenor de las siguientes dos trompetas (la tercera y la cuarta trompeta), como analizaremos en el siguiente tema. Vea Apocalipsis 8:10-12. Y en la sexta trompeta nos volvemos a encontrar una vez más con esta simbología. Vea Apocalipsis 9:15-18.
Granizo, fuego y sangre
- La primera trompeta menciona “granizo y fuego mezclados con sangre” y `muerte´. Apocalipsis 8:7.
- La segunda trompeta menciona “una gran montaña ardiendo en fuego”, “sangre” y `muerte´. Apocalipsis 8:8.
De esta manera queda establecida la esencia de las primeras “dos trompetas” que son las guerras que caen como tormentas violentas sobre el opresor; que en este caso fue el Imperio Romano.
Las primeras “dos trompetas” nos hacen recuerdo a las plagas que cayeron sobre los egipcios, que fueron heridos bajo el `granizo´ y “el fuego”, y donde solamente los hijos de Dios fueron perdonados, salvados o escatimados; tal como `el tercio´ de Zacarías 13:8 donde “dos terceras partes” son castigadas y se pierden, mientras que una tercera parte permanece. Leamos:

Las dos razones principales de los castigos, azotes y juicios contra Roma
Hubo dos razones principales que atrajeron la ira divina y que desencadenaron esta secuencia de castigos, azotes y juicios de las primeras cuatro “trompetas” sobre Roma en su primera fase imperial pagana y luego cristiano-pagana, hasta su caída final en el año 476 d.C.

- En el año 313 el emperador romano Constantino reconoció oficialmente la religión del Cristianismo mediante el famoso Edicto de Milán.
- En el año 380 el emperador romano Teodosio convirtió al Cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano mediante el Edicto de Tesalónica.

- En el año 321 d.C. el emperador romano Constantino emitió la primera ley cristiana respecto al día de reposo, estableciendo el primer día de la semana, el pagano día del sol, como el día venerable para la cristiandad que debe ser observado.
- En el año 364 d. C. se dio el Concilio de Laodicea en el cual se incluía en el canon 29, el no descansar el día de Shabat (sábado).
- En el año 388 d.C. el emperador romano Teodosio cambió el nombre de “dies solis” (día del sol) en “dies dominicus” (día del Señor – domingo), para que no suene tan pagano.
- En el año 451 d. C, el Concilio de Calcedonia aprobó el canon del Concilio de Laodicea, haciendo de éste un canon ecuménico.
Dios retira su bendición y protección de Roma
¡Si la fusión del Cristianismo con el Imperio Romano y la adopción del `día del sol´ pagano hubiera sido una mejora, entonces Dios hubiese bendecido a Roma! Pero no fue así ¡más al contrario! Al apostatar, la Iglesia arrastró al Imperio Romano hacia su caída y perdición. Pues ocurre que ¡después de tener sus relaciones ilícitas con Roma y de apostatar con la imposición del `día del sol´, se retiró la bendición y protección divina y comenzaron a sonar las trompetas!
¡Mientras que Roma era una potencia pagana crecía y prosperaba durante siglos pues NO tenía la luz de la verdad!
La enseñanza de Jesucristo en las Sagradas Escrituras es que seremos juzgados de acuerdo a la luz recibida. Esto se aplica a nivel personal como a nivel de ciudades, naciones o imperios.
Jesús dijo: “Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: Ay de ti, Corazín! Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras. Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.” Mateo 11:20-24.

Mientras que en contraste las ciudades antiguas de “Tiro”, “Sidón” y “Sodoma” eran ciudades paganas, las cuales recibieron apenas un fragmento minúsculo de la luz de la palabra de Dios y de sus milagros. Por lo tanto su juicio será menos severo, pues tuvieron mucho menos conocimiento de Dios.
La Iglesia fundada por Jesucristo apostató y se convirtió en una “ramera”, por haber sido infiel a su verdadero `esposo´ espiritual que es Dios, uniéndose ilícitamente al poder temporal del terrible, cruel y pagano Imperio Romano, cometiendo de esta manera la `fornicación apocalíptica´. Vea Apocalipsis 17:1-5; Oseas 2:16, 19, 20; Apocalipsis 19:7, 8; Jeremías 31:32; 2 Corintios 11:2; Isaías 54:5 y Efesios 5:23. Fue así como asimiló mucho del paganismo romano, cambiando la santa y eterna ley de Dios por una ley pagana de veneración solar.
Esto era el colmo que hizo rebalsar el vaso de la paciencia divina. Dios retiró su protección y bendición y permitió los castigos, azotes y juicios que cayeron sobre el Imperio Romano “Cristiano”, permitiendo la invasión y conquista de sus enemigos. En el tema anterior ya conocimos esta manera divina de castigar reinos o imperios al retirar Su bendición y protección. Recuerde como Asiria y Babilonia que habían azotado al pueblo de Dios tenían que ser castigados de la misma manera. ¡Y ahora le tocaba el turno a Roma!
Roma era una potencia pagana inmoral, corrupta, opresora, cruel, idólatra que adoraba al sol en su `día del sol´. Después de volverse cristiana, seguía siendo inmoral, corrupta, opresora, cruel, idólatra y seguía venerando al sol indirectamente mediante el `día del sol´. Es por eso que ¡cuando el Imperio Romano se “convirtió” cristiano, adoptando formalmente el Cristianismo como su religión oficial por ley, sus crímenes se volvieron mucho más reprensibles!
- ¡El siglo de desastres lo vivió Roma después de haber adoptado el cristianismo, convirtiéndose en un `pueblo de Dios apóstata´!
La primera trompeta
“El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.” Apocalipsis 8:7.
El siglo II (100 al 200) era la `edad dorada´ del Imperio Romano. El siglo III (200 al 300) estaba envuelto en guerras civiles. Durante estos siglos Roma persiguió a la Iglesia Cristiana. El siglo IV (300 al 400) fue aquel que sedujo y acogió a la Iglesia Cristiana. Fue aquel siglo de apostasía en el que se dio la `fornicación apocalíptica´ y se introdujo formalmente la veneración del `día del sol´ pagano a la Cristiandad.
¡Durante casi 600 años, desde la fundación de Roma, ningún enemigo extranjero había pisado suelo italiano!
Entonces murió el emperador Teodosio en el año 395 d.C. y antes del fin del invierno de aquel año se precipitaron las invasiones asoladoras de los bárbaros sobre el Imperio Romano.
Recuerde que en los temas 9, 17, 108 de este seminario ya hemos estudiado detalladamente la historia acerca de las diez tribus bárbaras predichas en las profecías de Daniel 2, 7 y 11 que hicieron caer a Roma Occidental.
La invasión goda bajo Alarico
Las guerras de los godos bajo Alarico fue la primera invasión contra el Imperio Romano que asoló e hizo sufrir a los habitantes del mismo. Esta invasión de los bárbaros del norte constituye la primera tempestad que azotó al Imperio Romano.
Alarico tomó las ciudades famosas, esclavizó a muchos romanos y conquistó Tracia, Macedonia, el Ático y el Peloponeso. Luego cruzó los Alpes y los Apeninos para llegar a Italia que logró invadir en el año 409. Finalmente llegó hasta la ciudad de Roma que cayó presa de los bárbaros en el año 410 en furia salvaje. Su azote afectó sobre todo los tercios del territorio pertenecientes a Constancio y Constante.
La “primera trompeta” fue entonces la invasión bélica de los godos que constituyó el primer castigo grave que cayó sobre Roma que lo debilitó seriamente y preparó el camino para su derrumbamiento.
¡El “granizo” de la “primera trompeta” describe el origen de los invasores, pues los godos vinieron del frío norte!

Leamos unas cuantas citas del historiador Eduardo Gibbon, de su obra «History of the Decline and Fall of the Roman Empire» (Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano), caps. 30-33, respecto a las conquistas de los godos. Alejandro Keith presenta un admirable resumen de las palabras del historiador que recalcan el cumplimiento de la profecía:
«… La nación goda estuvo en armas cuando se oyó el primer sonido de la trompeta, y a pesar de la insólita severidad del invierno, hicieron rodar sus pesados carros sobre el ancho y helado lomo del río.

«Se levantó una furiosa tempestad entre las naciones de Germania, desde cuyo extremo [norte] septentrional los bárbaros marcharon casi hasta las puertas de Roma. Lograron destruir el Occidente… Las praderas de las Galias, donde pastaban rebaños y manadas, y las orillas del Rin que estaban cubiertas de casas elegantes y predios bien cultivados, formaban un panorama de paz y abundancia, que se transformó repentinamente en un desierto, distinguido de la soledad de la naturaleza tan sólo por ruinas humeantes. Muchas ciudades fueron cruelmente oprimidas o destruidas. Muchos millares fueron inhumanamente muertos. Las llamas consumidoras de la guerra se extendieron sobre al mayor parte de las diecisiete provincias de Galia.

Después de este resumen, Keith completa el cuadro diciendo: «La frase final del capítulo 33 de la historia de Gibbon es por sí misma un comentario claro y abarcante:… ‘La devoción pública de aquella época tenía impaciencia por exaltar los santos y mártires de la Iglesia Católica a los altares de Diana y Hércules. La unión del Imperio Romano quedó disuelta; su genio humillado en el polvo; y ejércitos de bárbaros desconocidos, salidos de las regiones heladas del norte, establecieron su reinado victorioso sobre las provincias más hermosas de Europa y de África.”
La segunda trompeta
“El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.” Apocalipsis 8:8, 9.
En lugar de una tempestad de “granizo” que fue lanzada “sobre la tierra”; ahora nos encontramos con “una gran montaña ardiendo en fuego” que “fue precipitada en el mar”, destacando la lucha naval del segundo azote contra Roma. Apocalipsis 8:6-9.
La “segunda trompeta” fue entonces el segundo castigo grave que cayó sobre Roma que lo siguió desestabilizando y debilitando en su proceso de derrumbamiento. Se trata de la invasión de los bárbaros del sur. Las guerras de los vándalos bajo Genserico fue la segunda invasión que asoló e hizo sufrir a los habitantes del Imperio romano.
- Ahora el escenario se mueve a la costa del Mediterráneo. El conflicto se traslada de las regiones heladas del norte a las playas ardientes de África, a las regiones sureñas del Imperio Romano. En esta “segunda trompeta” el azote está directamente relacionado con “el mar” y sus “naves”. Este azote afectó sobre todo los tercios de territorio pertenecientes a Constantino II y Constante.
Así que en la segunda trompeta nos encontramos con “una gran montaña ardiendo en fuego” que “fue precipitada en el mar”. Apocalipsis 8:6-9.
El “mar” es un símbolo profético y apocalíptico de “pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas”. Apocalipsis 17:15. Vea también Apocalipsis 19:6; Isaías 8:7; 17:12.
Por lo tanto el “mar” de la segunda trompeta se refiere a la población del Imperio Romano en general, los “seres vivientes que estaban en el mar” son sus habitantes. Y las “naves” representan sus posesiones y su flota naval.
A parte de esta simbología, el contexto resalta además la lucha en “el mar” mediterráneo en contraste con la lucha en terrenos mayormente elevados de “la tierra” de la primera trompeta.
Respecto a la “gran montaña ardiendo en fuego” encontramos un paralelismo en Jeremías 51:24 y 25 donde el Imperio de Babilonia fue representado como un “monte destruidor” o un “monte quemado” que destruyó en su época “toda la tierra”.
Esta “gran montaña ardiendo en fuego” representaba a las tribus bárbaras invasoras en general. Se trataba de un complejo de pueblos hostiles. Pero el contexto de las primeras cuatro trompetas hace énfasis en las tribus bárbaras principales que se levantaron contra el Imperio Romano y en contra el cristianismo paganizado de Roma. Al decir que se desataron sobre “la tercera parte del mar” nos da a entender que la ira de sus invasiones se concentra sobre un sector definido de la población del Imperio Romano, aquella que estaba asentada cerca del mar y en sus costas. Este azote afectó sobre todo las costas y regiones marítimas de los tercios de territorio pertenecientes a Constantino II y Constante.
La invasión de los vándalos bajo Genserico
La historia nos revela que Genserico, el jefe de los vándalos, era un depredador humano. Su carrera como rey vándalo y conquistador se desarrolló entre los años 428 y 468 d.C. Genserico tuvo su base naval en el norte de África desde donde salió periódicamente para devastar y despoblar la costa romana, con su impresionante fuerza naval.
Se dice que sus navegantes le preguntaban: “¿Dónde iremos ahora?”. Y Genserico respondía “¡Contra aquellos con quienes Dios está enojado!”.

¡En el año 455 d.C. fueron los vándalos que sometieron por segunda vez a la ciudad de Roma y la saquearon!
Estando en Roma robaron el candelero de siete brazos de oro macizo, que siglos antes el general Tito había robado del templo de Dios de Jerusalén en el año 70 d.C., y se lo llevaron a Cartagena en el norte de África.
Las conquistas navales de los vándalos
Las conquistas de los vándalos fueron mayormente navales, cumpliendo fielmente con la descripción de la profecía que decía que la segunda trompeta era “como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.” Apocalipsis 8:8, 9.
Desde el puerto de Cartago salió repetidas veces como pirata, para arrebatar presas al comercio romano y hacer la guerra al imperio. Para hacer frente a ese monarca del mar, el emperador Mayoriano, hizo extensos preparativos navales.
«Se talaron los bosques de los Apeninos; se restauraron los arsenales y las fábricas de Ravena y Misena; Italia y la Galia rivalizaron en hacer contribuciones generosas al erario público; y la marina imperial de trescientas galeras grandes, con una adecuada proporción de transportes y navíos menores, se reunió en el seguro y espacioso puerto de Cartagena en España… Pero Genserico se salvó de una ruina inminente e inevitable por la traición de algunos súbditos poderosos, que envidiaban o temían el éxito de su señor. Guiado por su comunicación secreta, sorprendió la flota sin custodia en la bahía de Cartagena; muchos de los barcos fueron hundidos, capturados o quemados; y los preparativos de tres años fueron destruidos en un solo día….
«El reino de Italia, nombre al que se había reducido gradualmente el Imperio Occidental, fue afligido, durante el gobierno de Ricimero, por las depredaciones incesantes de los piratas vándalos. En la primavera de cada año, equipaban una flota formidable en el puerto de Cartago; y Genserico mismo, aunque ya viejo, comandaba todavía en persona las expediciones más importantes… Los vándalos visitaron repetidas veces las costas de España, Liguria, Toscana, Campania, Lucania, Brutio, Apulia, Calabria, Venecia, Dalmacia, Epiro, Grecia y Sicilia…

¡Una última y desesperada tentativa de despojar a Genserico de la soberanía del mar fue hecha en 468 por León I, emperador del Oriente!
Gibbon lo atestigua así:
«El gasto total de la campaña africana, cualesquiera que fueran los medios de sufragarla, ascendió a la suma de 130.000 libras de oro, unos 5.200.000 libras esterlinas… La flota que salió de Constantinopla para Cartago consistía en 1.113 barcos, y el número de los soldados y los marineros excedía de los 100.000 hombres… El ejército de Heraclio y la flota de Marcelino se unieron o secundaron al lugarteniente imperial… El viento favoreció los designios de Genserico. Hizo tripular sus mayores barcos de guerra por los más valientes de los moros y vándalos, y arrastraron tras sí muchas barcazas llenas de material combustible. En la obscuridad de la noche, estos navíos destructores fueron impelidos contra la flota de los romanos, que no estaban en guardia ni sospechaban nada, pero se dieron cuenta al instante del peligro. Su orden cerrado facilitó el progreso del fuego, que se comunicaba con violencia rápida e irresistible; y el ruido del viento, el crepitar de las llamas, los gritos disonantes de los soldados y marineros, que no podían ni ordenar ni obedecer, acrecentaban el horror del tumulto nocturno. Mientras trabajaban para desenredarse de los brulotes y salvar por lo menos parte de la flota, las galeras de Genserico los atacaron con valor templado y disciplinado; y muchos de los romanos que escaparon a la furia de las llamas, fueron muertos o capturados por los vándalos victoriosos…
Después del fracaso de esa gran expedición, Genserico volvió a ser el tirano del mar; las costas de Italia, Grecia y Asia volvieron a estar expuestas a su venganza y avaricia; Trípoli y Cerdeña volvieron a obedecerle; añadió Sicilia al número de sus provincias; y antes de morir, en la plenitud de sus años y de la gloria, contempló la extinción final del imperio de Occidente.» Alejandro Keith, “Signs of the Times,” Tomo 1, págs. 495-498.
Acerca de la parte importante que este audaz corsario desempeñó en la caída de Roma, Gibbon usa este lenguaje: «Genserico, un nombre que, en la destrucción del Imperio Romano, mereció igual jerarquía que los nombres de Alarico y Atila.» Alejandro Keith, “Signs of the Times,” Tomo 1, cap. 33, pág. 370.
- El pasaje paralelo a las primeras “trompetas” del Apocalipsis encontramos en el “libro de la verdad” de Daniel 11:29-30 que estudiamos en el tema 108 de este seminario.
En el siguiente tema analizaremos las siguientes dos “trompetas” bajo las cuales el Imperio Romano de Occidente finalmente se desplomó.





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